Desparasitación, una prevención necesaria

30.04.2018

Con la desparasitación periódica eliminamos los posibles parásitos, tanto internos como externos, que pueden alojarse en nuestra mascota. Es imprescindible para evitar problemas graves de salud. Además estos parásitos pueden contagiarse a otras mascotas y, también a personas. Recurrir a una rutina preventiva nos asegura eliminar los organismos indeseables existentes y, al mismo tiempo, evitar nuevos contagios. Todas las mascotas son susceptibles de contagiarse pero hay que tener especial cuidado con los cachorros. A pesar de lo incómodo de una infestación parasitaria no debemos preocuparnos. Con un poco de información y el asesoramiento de nuestro veterinario podemos erradicar completamente el problema. Por fortuna existe un amplio espectro de fármacos para lograr una desparasitación efectiva y duradera.

Tipos de parásitos.

El parasitismo es un proceso por el cual un organismo obtiene su alimentación y sus necesidades básicas a expensas de otro ser vivo de distinta especie. Existen dos grupos diferenciados:

Parásitos Externos: Llamados ectoparásitos. Se localizan en el pelo, la piel y las orejas.

  • Pulgas y garrapatas. Son insectos artrópodos que se alimentan de la sangre de perros y gatos. Pueden transmitir enfermedades graves y también provocar alergias. Se tratan con productos de aplicación tópica como pipetas, collares, sprays o champús.
  • Mosquitos. Transmiten enfermedades en el momento de la picadura. Los perros están más expuestos por su vulnerabilidad a la leishmaniosis. El tratamiento consiste en aplicar repelentes de insectos, una buena detección precoz y la vacunación.

Parásitos Internos: Conocidos como Endoparásitos. Viven en el interior del cuerpo del animal, en su aparato digestivo, en los pulmones o en el corazón. Hay dos grupos principales:

  • Los intestinales. Que se dividen, a su vez, en gusanos planos (tenias), gusanos redondos (lombrices) y protozoos intestinales (giardias). Para la desparasitación intestinal se utilizan fármacos como los febendazoles.
  • Los hemáticos. Entre los que están los gusanos del corazón y diversos protozoos. Para los primeros se usan principios activos como las ivermectinas y para los segundos se empieza a disponer de vacunas efectivas, como es el caso de la leishmaniosis.

Estos tratamientos los debe realizar un veterinario que tendrá en cuenta tanto la raza, como el peso y los resultados de las analíticas.